Mucho se está hablando últimamente de cómo Google está cambiando paulatinamente sus criterios a la hora de determinar el posicionamiento de las páginas web. Según ellos mismos indican, los cambios van dirigidos a potenciar aquellas webs que ofrecen un contenido fresco de calidad, y al mismo tiempo a penalizar aquellas que se sirven de contenido duplicado o robado, o incluso que se limitan a agregar contenidos de otros sitios web en torno a una temática más o menos concreta.En este sentido, todo parece indicar que actualmente hay dos aspectos que Google valora muy positivamente: la frecuencia con la que una determinada web genera contenido, y su difusión en las redes sociales. Es decir, aquellas páginas que publican contenido fresco y de forma muy frecuente, y que además consiguen que ese contenido a su vez sea compartido por muchos usuarios en redes sociales como Facebook o Twitter, van a verse favorecidas en su posicionamiento dentro del buscador de Google.
Todo esto está muy bien, pero en el fondo no dejan de ser meras “buenas intenciones” de Google. Y es que en la práctica, tal y como ya analizamos más extensamente en un artículo que publicamos hace un par de meses, son muchos los expertos en la materia que se quejan de las deficiencias del buscador de Google y de su sistema de clasificación de páginas. El principal motivo de queja reside en el hecho de que en muchas ocasiones (sobre todo para búsquedas por palabras clave consideradas altamente rentables, como viajes, juegos, tecnologías, etc.) los primeros resultados de las búsquedas se llenan de spam, en lugar de contenido de calidad y relevante para los usuarios.
Y esto se debe a que hay empresas que han sabido descifrar las claves del posicionamiento SEO y han puesto en práctica estrategias muy efectivas que consisten en la generación, en cantidades industriales, de contenido basura relacionado con las palabras clave por las que se pretenden posicionar. Cuanto más barato y rápido mejor. Lo más irónico de todo esto es que en muchas ocasiones acaban rentabilizando ese posicionamiento premium a través de otro producto de Google: Google Adsense.
Pero todavía existen casos más sangrantes si cabe, como el hecho de que webs agregadoras de contenido y que se nutren del contenido generado por otros, se acaben posicionando mejor que la propia fuente. O lo que es lo mismo, el contenido duplicado en muchos casos se posiciona por delante del contenido original.
Ante este panorama, contrariamente a lo que en un principio pretende Google, las empresas que quieren conseguir un buen posicionamiento natural de sus productos y servicios no ven otra salida que poner en práctica una estrategia de link building, es decir, conseguir backlinks o enlaces entrantes a su web para obtener un óptimo ranking index. Y es que ante el panorama actual, conseguir enlaces de texto sigue resultando fundamental para obtener un buen posicionamiento en buscadores, de ahí que empresas que ofrecen este servicio como Teliad sigan resultando de gran ayuda.
Al fin y al cabo, nos queda la conclusión de que mientras Google trata de educar a las empresas para que centren sus estrategias online en la creación de contenido de calidad, las propias vulnerabilidades de su buscador las obliga a optar por acciones tan clásicas como efectivas. Incongruencias de la política de Google…